Las cosas son más o menos así, tu tienes una cuenta de Instagram donde subes fotos más o menos fresas porque la plataforma odia los pezones femeninos, te llegan solicitudes de cientos de calientes enseñando sus horrorosos penes a los que baneas sin abrir el mensaje.
Otros (los menos) ofrecen pagar por un set de fotos.
Y algunos tienen la «brillante» y «novedosa» (ja, ja, jaaa!) idea de que me haga Suicide Girl. (si no sabe qué es Suicide Girl, le cuento, una «humilde» plataforma que abrió por allá del 2002 presentando una forma «alternativa» ( mas jaaa jaaa, jaaa) de belleza femenina con modificaciones corporales, piercings y tattoos (aunque las modelos más solicitadas son blancas, delgadas, tetonas, de ojo claro, es decir, pertenecientes al canon de belleza imperante. Hasta ahí lo dizque alternativo.
Porque quien sabe que para ser una SG tienes que pagar una inscripción, enviar un «set» un juego de al menos 40 fotos profesionales que en el caso de la novata deben ser totalmente en color y con una resolución específica, empezando totalmente vestida y terminando totalmente desnuda.
Pero acá, el ocurrente:
WOW, desconocía por completo el tema de las SG… Quiera uno o no pensar, lo que el tipo quería era verte en cueros u.u