La Gata, Shozo y sus dos mujeres


El libro empieza con una carta. Es una petición de Shinako (la ex esposa de Shozo) a la joven Fukuko, quien, además de ser la nueva pareja de Shozo, viene siendo su prima y única heredera de un negocio familiar, malcriada, consentida y sin responsabilidades, auspiciada por la propia madre de Shozo, para asegurar el bienestar económico de su vástago, que, dicho sea de paso, no sabe hacer nada.

Shinako no le pide nada a la nueva consorte, excepto que le ceda a Lily, la gata cuyas responsabilidades compartía, excusándose porque se siente muy sola, y ella en cambio le cedió al marido

Shozo es un treintón acomodado que vive sin trabajar, a costa de las rentas de su nueva y flamante esposa, la joven pero rebelde e indiscliplinada Fukuko. Shozo tiene también  a Lily, una exquisita y exótica gata de raza tortoise shell que es su adoración y que lo ha acompañado 10 años de su vida.También está  Shinako, su industriosa ex esposa a quien Shozo echó de la casa, y quien está obsesionada en quedarse al animal para mantener el vínculo emocional con el esposo.

Esta exquisita novela, de un gran amante de los gatos, Junichiro Tanizaki, constituye ,no sólo una caricatura de la sociedad japonesa, donde coexisten personas capaces de arruinar su vida por una gata. Tanizaki es también un gran observador de la psicología no sólo de los gatos, sino también de sus amos.

Los gatos y sus escritores


Es icónica la fascinación que ejercen los gatos por ciertos sectores de la población, como los escritores, las brujas, las brujas escritoras y los escritores brujas, y tal relación es utópica al grado de imaginarnos al autor, tecleando al golpe de máquina de escribir bajo el amparo de una luz, y no muy lejos el gato, !jamás! el perro, aunque algunos escritores lo tengan.

Gato cronopio posa junto a su escritor

Ello no se debe en modo alguno a que el perro no sea buena compañía, pero comenta Tournier «hay hombres de gato yhombres de perro. El perro invita a salir, a la aventura; el gato a la ascesis, a la meditación». Quizá se deba a que, como saben los dueños de gatos, no se posee uno como se posee un perro, un canario u otra mascota. El gato parece ser consiente de su independencia.

Por otro lado, es celebérrima la foto de Hemingway posando a su gato como símbolo del felino y su dueño, y tristemente célebre que la milenaria amistad entre humanos y perros, (seguramente mucho más antigua) no tenga otro triste estandarte que la foto de Tinkerbelle y Paris Hilton. Por si fuera poco, un estudio reciente confirmó que los dueños de gatos tienen más probabilidades de tener estudios superiores que los dueños de perros (estadísticamente, no en modo determinante)

Antonio Burgos, quien le ha dedicado varios libros al tema, dice que el gato es un animal políticamente incorrecto, pues no es condescendiente con nadie. Si uno trata de llamar a un gato como llama a un perro, aún ese gato que quiere, cuida y alimenta, no recibirá más que frustración. Y ello no quiere decir que el gato le vaya a la zaga al perro en cuanto a inteligencia se refiere, !muy por el contrario!, parece ser un ente terriblemente individualista, que nos concede la gracia de su compañía. Parece tener más en común al egoísmo humano que a la empatía canina (o cualquier otra), esa imperiosa necesidad de ser correspondido.

Así, que si tienes la fortuna de que uno de estos animalitos sea tu acompañante, déjalo ronronear.

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Alicia Steampunk


-Minino de Chesire- empezó diciendo con timidez, porque no estaba muy segura de que este nombre le gustara; sin embargo, el Gato no hizo más que sonreír más, «vaya, parece que le gusta» pensó Alicia, y continuó:

¿Podría decirme, por favor, qué camino debo tomar a partir de aquí?
Eso depende, en gran medida, de a dónde quieras llegar-respondió el Gato.
No me importa mucho a dónde ir…-explicó Alicia

Entonces no importa qué camino tomes– interrumpió el Gato-
-...mientras llegue a alguna parte– continuó Alicia.
Ah, es seguro que llegarás a alguna parte, si tan sólo caminas lo suficiente-sentenció el Gato.

A Alicia esto le pareció irrefutable.

Los nombres de los gatos de Monsiváis


Miss Antropía. Al fondo, el Maestro.

Sin duda alguna, como se vió en su funeral, Carlos Monsiváis, los gatos siempre fueron parte importante en la vida del escritor, 22 eran las máscotas que lo acompañaban en sus noches de trabajo, en sus días de lectura, todos tenían nombre, y como lo describió José Emilio Pacheco, a todos les llamaba e identificaba por su nombre:  Pio Nonoalco, Carmelita Romero, Evasiva, Nana Nina Ricci , Chocorrol, Posmoderna, Fetiche de peluche, Fray Gatolomé de las bardas, Monja desmatecada , Mito genial, Ansia de militancia, Miau Tse Tung, Miss oginia, Miss antropía , Caso omiso, Zulema Maraima, Voto de castidad, Catzinger, Peligro para México, Copelas o maullas…