hace rato quería publicar este pequeño cuento de Bertrand Russell. Sin más preámbulos, «La Pesadilla del Teólogo».
El eminente teólogo doctor Thaddeus soñó que estaba muerto y se dirigía al cielo. Sus estudios le habían preparado y no tuvo ninguna dificultad para encontrar el camino. Llamó a la puerta del cielo y se encontró con un escrutinio más meticuloso de lo que esperaba.
-Solicito la admisión -explicó- porque he sido un hombre de bien y he dedicado mi vida a la gloria de Dios.
-¿Hombre? -dijo el portero-. ¿Qué es eso? Y ¿cómo es posible que una criatura tan ridícula como tú haga algo para promover la gloria de nadie?
El doctor Thaddeus se quedó perplejo.
-No es posible que desconozcas al hombre. Debes saber que el hombre es la obra suprema del Creador.
-Lamento herir tus sentimientos -dijo el portero-, pero lo que dices es nuevo para mí. Dudo que nadie de los que estamos aquí haya oído jamás hablar de esa cosa que llamas «hombre». Sin embargo, puesto que pareces afligido, tendrás la oportunidad de consultar a nuestro bibliotecario.
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